"La Palabra Final y Revelación Superior de Dios: Su Hijo".
INTRODUCCIÓN
EXPOSICIÓN DEL TEXTO
I. LA REVELACIÓN DE DIOS EN EL PASADO.
(1:1) “Dios, habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo a los padres por los profetas”,
Para que sepamos algo sobre Dios, Él debe decírnoslo. Nunca podríamos conocer a Dios si Él no nos hablara. Por eso, el escritor nos recuerda, en el Antiguo Testamento Dios habló.
Dios se hizo hombre y entró en nuestra caja para hablarnos de Él, más completa y cabalmente de lo que pudo hablar por medio de sus profetas. No solo fue aquello revelación divina, sino revelación divina personal del estilo más literal, perfecto y maravilloso.
El cristianismo es que Dios irrumpe en el mundo del hombre, mostrándole y diciéndole cómo es Él. Dios tuvo que invadir el mundo del hombre y hablarle sobre sí mismo, porque el hombre es incapaz de identificar, comprender o entender cosa alguna sobre Dios. Él nos dijo desde el principio que iba a venir.
POR LOS PROFETAS: DE MUCHAS MANERAS
Esto lo hizo por medio del Antiguo Testamento. Usó a hombres como instrumentos, pero estaba detrás de ellos iluminándolos y capacitándolos.
Habló primero en el Antiguo Testamento, que no es una colección de sabiduría de hombres antiguos, sino la voz de Dios.
Nótese ahora cómo habló Dios: “muchas veces y de muchas maneras”.
Hay muchos libros en el Antiguo Testamento: treinta y nueve. Dios habló a los hombres muchas veces (polumerōs) en tales porciones y de muchas maneras (polutropōs). A veces por una visión, a veces por una parábola, a veces mediante tipos o símbolos.
Hubo muchas formas diferentes por las cuales habló Dios en el Antiguo Testamento. Pero siempre es Dios hablando. Se incluyen también aquí palabras de los ángeles y los hombres porque Él quiere que las conozcamos.
Dios usaba hombres —sus mentes y sus personalidades—, pero estaban totalmente controlados por el Espíritu de Dios. Cada palabra que escribían era la palabra que Dios había decidido y se deleitaba con lo que escribían.
La expresión de muchas maneras incluye formas literarias. Parte del Antiguo Testamento es narrativa. Parte es poesía en la hermosa métrica hebrea. “De muchas maneras” incluye también muchos tipos de contenido. Parte es ley, parte es profecía, parte es doctrina, parte es ética y moral, parte es advertencia, parte es ánimo, y así sucesivamente. Pero siempre es Dios hablando.
En el Antiguo Testamento, a Dios, por su gracia, le pareció bien dispensar su verdad a los judíos por medio de los profetas; de muchas formas diferentes, desarrollando su revelación progresivamente de menores a mayores grados de iluminación.
Progresó de promesa a cumplimiento. El Antiguo Testamento es promesa, el Nuevo Testamento es cumplimiento.
Hace mucho tiempo Dios habló a “los padres”, las personas del Antiguo Testamento, nuestros antepasados espirituales,
Les habló por los profetas, sus mensajeros. Un profeta es alguien que habla a los hombres por Dios;
el profeta lleva el mensaje de Dios a los hombres
El Espíritu Santo establece la autoridad divina del Antiguo Testamento, su precisión y autoridad, a través del hecho de que los profetas lo recibieron de Dios y entregaron el mensaje.
El Antiguo Testamento es tan solo una parte de la verdad de Dios, pero no es su verdad parcial. No es su verdad completa, pero es completamente su verdad. Es la revelación de Dios, su revelación progresiva en preparación a su pueblo para la venida de su Hijo, Jesucristo.
II. LA REVELACIÓN DE DIOS EN EL PRESENTE: EN SU HIJO JESUCRISTO.
1:2 “en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo”.
La revelación perfecta y completa de Dios esperaba la venida de su Hijo. Dios, quien solía hablar de formas diferentes y a través de personas distintas, finalmente ha hablado de una manera, por medio de una Persona, su Hijo Jesucristo.
Todo el Nuevo Testamento se centra en Cristo. Los Evangelios cuentan su historia, las epístolas hablan de ella y el Apocalipsis nos dice cómo termina. De principio a fin, el Nuevo Testamento es Cristo. Ningún profeta recibió la verdad total de Dios. Los múltiples hombres del Antiguo Testamento lo recibieron en partes, porciones y fragmentos. Jesús no solo trajo la revelación final y completa de Dios, Él era esa revelación.
Podría significar que esta es la revelación final en Cristo, no habiendo nada más que añadir. O podría significar que en los últimos días de la revelación, esta llegaría por medio del Hijo de Dios.
Entonces el escritor está diciendo: “En estos últimos días prometidos, el Mesías (Cristo) ha venido y nos ha dado la revelación final de Dios”. Jesús vino en estos días finales. Tristemente, el propio pueblo del Mesías lo rechazó a Él y su revelación, y por ello el cumplimiento de todas las promesas de los últimos días aún está por completarse.
La revelación en Él era total y plena.
Como la revelación está completa, añadir algo al Nuevo Testamento es blasfemo
“En estos últimos días, Dios ha finalizado su revelación en su Hijo”. Se culminó. El final del libro de Apocalipsis advierte que si le añadimos algo, sus plagas caerán sobre nosotros; y si le quitamos algo, también nos removerán del árbol de la vida y de la ciudad santa (Ap. 22:18–19).
En el primer versículo y medio de Hebreos, el Espíritu Santo establece la preeminencia de Jesucristo sobre todo el Antiguo Testamento, sobre su mensaje, sus métodos y sus mensajeros. Era exactamente lo que aquellos judíos, creyentes e incrédulos necesitaban oír.
Y así quedó establecida la prioridad de Jesucristo. Él es mayor que los profetas. Él es mayor que cualquier revelación del Antiguo Testamento, porque Él es la personificación de toda la verdad, y más. Dios se ha expresado completamente en Cristo.